TORROX. LA GESTA DE ANTONIO MUÑOZ EN LA COSCOJA



         
   Antonio Muñoz y su partida llegaron a Torrox al amanecer del día 6 de noviembre de 1811. La noticia de su entrada en el pueblo, activó el dispositivo preparado por los franceses para cerrarles las vías de escape. Antonio Muñoz, que no quería que el pueblo se tiñera de sangre, salió de Torrox con su escuadrón de caballería, seguido de su gente de a pie, prácticamente, a paso ligero. Muñoz sabía que para escapar  de la trampa lo primero que había que hacer era posicionarse en la Coscoja, dejando en un segundo término la ruptura del contacto con los franceses, algo que a esa hora del día era ya imposible de realizar pues los guerrilleros tenían antes sus vistas a las columnas francesas: una a vanguardia, otra a retaguardia y dos más, una en cada lado, que en total sumaban 1.500 hombres frente a los 250 que mandaba Muñoz.
Mientras ascendían a la sierra, Muñoz mandó que se formara un cuadro, y  que los integrantes de cada lado del mismo dispararan a la formación francesa que tuvieran enfrente, prestando especial atención sobre la columna francesa situada en el horizonte más alto, que era la que les cerraba el paso. Cuando consideró que la tenía a la distancia oportuna, mandó cargar contra ella, con su escuadrón, mientras los de a pie lo hicieron a la bayoneta, rompiendo el cerca y colocándose la partida por encima de los franceses. Los guerrilleros formaron una línea defensiva disparando con ventaja a los soldados napoleónicos con nutrido fuego. Cuando llegó la noche, los de Muñoz aprovecharon la oscuridad y se adentraron en lo más alto de la sierra. La partida perdió dos hombres, que fueron hechos prisioneros, pero los franceses tuvieron bajas “considerables”.