BICENTANARIO DE LA ENTRADA DE LAS TROPAS DEL GENERAL BALLESTEROS EN MÁLAGA


La recreación “Regimiento de Infantería de Málaga” forma en el Plaza de la iglesia de Santo Domingo, próxima el puente de “los alemanes”, en el acto que conmemoró el Bicentenario de la entrada del ejército de Ballesteros en Málaga, celebrado el 13 de julio del año 2012.


El 13 de julio de 1812 culminó la ofensiva del ejército de Ballesteros para llegar a la ciudad de Málaga, iniciada a finales de junio en las montañas que circundaban el Valle del Guadalhorce. Seis días antes, el general Leval había ordenado preparar un convoy con dirección a Antequera, escoltado por trescientos jinetes. Con él viajaron los afrancesados, Obregón, el general de la Armada; el general Carlos Reding; Vécar, Disdier, Cabarrús o Durán. Mientras esto sucedía, Maransín ordenó a las pocas tropas de las que disponía, que se encerraran en el castillo de Gibralfaro. Desde allí, vieron avanzar en las primeras horas de la tarde del 13 de julio, a las tres columnas del ejército de Ballesteros (dos de infantería y otra de jinetes), disparando un cañonazo desde la fortaleza para que los diferentes destacamentos franceses que guardaban los principales accesos a la ciudad estuviesen prevenidos. La columna de coronel Gregorio Piquero entró en vanguardia a la ciudad por El Perchel, haciéndose fuerte en el barrio con el resto de las tropas de Shonboor a espera de los refuerzos del grueso del ejército de Ballesteros. Cuando estos llegaron, comenzó el ataque a las nueve de la noche a la altura de la iglesia de Santo Domingo, donde estaba el viejo puente de madera sobre el río Guadalmedina, defendido por el 58º de Infantería francés. Tras un vivo fuego, las tropas napoleónicas no tuvieron otra opción que retirarse, logrando refugiarse en el castillo de Gibralfaro. La vanguardia que entró por la Trinidad desalojó a la Guardia Cívica apostada en Puerta Nueva y llegó hasta calle Granada. A partir de ahí múltiples encuentros se produjeron, como el efectuado contra los franceses acuartelados en Mundo Nuevo o el propio castillo. En esa misma noche entró Ballesteros, ya con los barrios de Perchel y Trinidad, plenamente dominados por los españoles. El general se alojó en el registro de Zamarrilla, atendido con honores por el patriota Nicolás Coso. Dos días después ante la amenaza de las fuerzas de Leval, Ballesteros se retiró.