Tras desembarcar Ballesteros
sus fuerzas en Algeciras en agosto de 1811, tiempo en el que citado general ya
ostentaba el nombramiento de gobernador militar del Campo de Gibraltar, éste
emprendió una gran ofensiva con sus tropas, formadas por los regimientos
reclutados por él mismo en Asturias, que llevaban los nombres de las
localidades de donde procedían la mayor parte de sus componentes: Pravia,
Cangas de Tineo, Lena, Infiesto o Castropol, que desde principios de la Guerra
de la Independencia luchaban bajo su mando. Poco después se sumaron a las
fuerzas de Ballesteros los regimientos La Corona y Barbastro, encuadrando en
sus veteranas y disciplinadas compañías a hombres procedentes de las
guerrillas que se habían batido en la Serranía de Ronda y la Hoya, desde
el año 1810. El Regimiento de Barbastro había tomado el nombre de
"Regimiento de Cazadores Voluntarios de Barbastro nº 44", en 1794, en
la guerra del Rosellón contra los revolucionarios franceses, campaña en la que
se destacó por su bravura. En el año 1802 se le denominó " Batallón de
Infantería Ligera Cazadores de Barbastro nº 9". Poco antes de la Guerra de
la Independencia, en el año 1807, fue dividido en dos partes que siguieron
vicisitudes diferentes, una en Portugal y la otra en el Campo de Gibraltar. En
este punto se pierde el rastro de las dos unidades, y en el año 1808, ya en
plena Guerra de Independencia, se crearon en Aragón numerosas unidades. Una de
ellas se formó con unos trescientos hombres en los pueblos de Osera, Pina de
Ebro, Velilla y Gelsa, al mando de D. Antonio Guerrero, al que se le sumaron
más voluntarios. Todos ellos formaron el "Batallón de la Reunión de
Osera". Curiosamente, este Batallón cambió su nombre en honor del
general británico Doyle por lo que pasó a conocérsele como "Batallón de
Tiradores de Doyle", unidad que terminó por mandar con el empleo de
coronel el propio José María Torrijos, antes de acabar la Guerra de la
Independencia.
Las terribles secuelas de la batalla de Cártama
En el fragor del combate de la
batalla de Cártama, las fuerzas de Ballesteros hicieron prisioneros al oficial
Mandli y once de sus hombres, todos ellos, menos uno, pertenecientes al
Regimiento Fijo de Málaga nº 6, siendo trasladados a Algeciras. Preocupados por la suerte que pudieran
correr al ser considerados traidores vendidos a Napoleón, al ser un Regimiento
afrancesado integrado por españoles; Enrique Tentor y otros oficiales del Fijo
de Málaga nº 6, intercedieron para que Maransín negociara con Ballesteros el
canje de prisioneros (los franceses habían capturado a una vanguardia de
setenta y cinco españoles, no en el campo de batalla, sino en una de las
estribaciones de la sierra), obligando a los oficiales prisioneros a
solicitar el canje. Pero Ballesteros no contestó, actuando imprudentemente. En
este silencio se estaba cuando, pocos días después, los agentes franceses del
Campo de Gibraltar informaron, que en la “Gazeta de Regencia” se había dado a
conocer en Algeciras el fusilamiento de Mandli y sus soldados el 24 de febrero,
de la siguiente forma: “Este escarmiento
servirá de ejemplo a débiles y cobardes que se separan de los deberes de
verdaderos españoles, mucho más si consideran que no pueden tener perdón, en
cualquier número que se cojan…”. Tentor y los oficiales del Regimiento Fijo
de Málaga nº 6 pidieron venganza, solicitando a Maransín que todo prisionero
hecho al IV Ejército de Ballesteros fuera fusilado, logrando que el mariscal
Soult firmara la orden. Españoles pidiendo venganza para otros españoles.
A veces, personas que entran por primera
vez en el desarrollo de la Guerra de la Independencia, en nuestra provincia,
confunden al Regimiento de Infantería de Málaga (antiguo Regimiento de
Infantería de Línea Fijo de Málaga), con el Regimiento Fijo de Málaga nº6, que
como ya se ha citado, era una unidad afrancesada integrada por españoles, cuya
uniformidad aparece magníficamente interpretada en esta ilustración de Dionisio
Álvarez Cueto.
Los
prisioneros de Alozaina víctimas de la orden estricta del mariscal Soult
Distante de Yunquera nueve kilómetros, Alozaina continuaba siendo en 1812 un punto estratégico en el camino real que unía Málaga con Ronda. Hasta allí llegó la columna móvil francesa mandada por el capitán Serra, que si bien fue sorprendida en el ataque inicial, en la refriega logró hacer prisioneros a un oficial y veintitrés soldados del Regimiento Barbastro. El diario del médico malagueño José Mendoza, escrito entre 1810 y 1812, recoge lo siguiente: “El 11 de abril, a las 7 de la mañana, entraron (en Málaga) 23 soldados y un oficial hechos prisioneros por sorpresa junto a Alozaina, y como se dudaba de que los franceses acababan de recibir orden de Soult para fusilar a los 12 primeros españoles que se hiciesen prisioneros, todos los buenos españoles conocieron al momento que iba a ser la ciudad el teatro de una escena sangrienta y horrorosa. En efecto, Maransín, cobarde y agraviado personalmente por su derrota en Cártama, dio órdenes tan positivas que a las nueve de la mañana ya estaban sorteados 11 soldados y puestos en capilla con el oficial…El día 1 de mayo fueron sacados en tres carros de los de la basura los 11 soldados y el oficial de a pie, y llevados así a la orilla de la playa, fueron fusilados por la espalda por los soldados del Fijo.”
Distante de Yunquera nueve kilómetros, Alozaina continuaba siendo en 1812 un punto estratégico en el camino real que unía Málaga con Ronda. Hasta allí llegó la columna móvil francesa mandada por el capitán Serra, que si bien fue sorprendida en el ataque inicial, en la refriega logró hacer prisioneros a un oficial y veintitrés soldados del Regimiento Barbastro. El diario del médico malagueño José Mendoza, escrito entre 1810 y 1812, recoge lo siguiente: “El 11 de abril, a las 7 de la mañana, entraron (en Málaga) 23 soldados y un oficial hechos prisioneros por sorpresa junto a Alozaina, y como se dudaba de que los franceses acababan de recibir orden de Soult para fusilar a los 12 primeros españoles que se hiciesen prisioneros, todos los buenos españoles conocieron al momento que iba a ser la ciudad el teatro de una escena sangrienta y horrorosa. En efecto, Maransín, cobarde y agraviado personalmente por su derrota en Cártama, dio órdenes tan positivas que a las nueve de la mañana ya estaban sorteados 11 soldados y puestos en capilla con el oficial…El día 1 de mayo fueron sacados en tres carros de los de la basura los 11 soldados y el oficial de a pie, y llevados así a la orilla de la playa, fueron fusilados por la espalda por los soldados del Fijo.”
Recuerdo
Fuimos recibidos amablemente en Alozaina por la primera teniente de Alcalde. Junto a los arcos musulmanes de la calle principal del pueblo, Jesús Rivera, presidente de nuestra Asociación, dijo refiriéndose a aquel dramático suceso: “Una de las caras más terribles de la Guerra de la Independencia, es que también fue marco de una guerra civil entre los propios españoles. Los prisioneros del Regimiento Fijo de Málaga nº 6 fueron ejecutados en Algeciras por las fuerzas de Ballesteros, por ser españoles encuadrados en una unidad al servicio de los franceses, y por conceptuárseles traidores se les aplicó la pena con todo el rigor. Por otra parte, tenemos al oficial y los once soldados del Regimiento Barbastro ejecutados, no por casualidad, por la propia tropa del Regimiento Fijo de Málaga nº 6, que vengó así a sus compañeros caídos en Algeciras. Recordemos aquí a unos y a otros, citando, que en el cuadro del fusilamiento de Málaga, estuvo formado con su tropa el oficial Melchor Rengel, primo del oficial ejecutado del Regimiento Barbastro, Gabriel Rengel. Recordemos con su nombre y procedencia a soldados de esta unidad que murieron en las playas de Málaga: al catalán Antonio Sola; al gallego Juan José González; al murciano Antonio Alcaraz; a los mallorquines Vicente Más y Antonio Campomán; a Tadeo Ruz, de Barbastro; Antonio Pascual, de Antequera; Miguel Martínez, de Jerez; Simón García, de Aracena; Narciso Ros, de Mataró; y Vicente Moyano, de Fregenal de la Sierra.